A espaldas de Calahorra, camino de Corralejo viene corriendo una loba para salvar el pellejo. Le persiguen dos mastines, uno joven y otro viejo, con el viejo ”tie” pendientes batallas de otros tiempos. Trae en la boca un cordero, medio vivo, medio muerto, cena que ha de llevar para sus siete lobeznos. Atravesando la dehesa los perros casi la alcanzan, sienten segura la presa y le lanzan dentelladas. Al saltar un peñascal y al cruzar una hondonada la loba no puede más y abandona su pernada. | ¡Te has quedado sin festín, y sin cenar tu camada! le espeta el viejo mastín cayéndosele la baba. ¡ No hagas muchas alharacas porque volveré mañana ! con siete lobos hambrientos y arrasaré la majada. Te estaremos esperando, el pastor con su cayado, tres mastines y un podenco, ¡ para darte tu regalo ! No hay pastor con su cayado, ni mastines, ni podencos que impidan que una loba alimente a sus lobeznos. Mario |
Romance de la loba y el mastín
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