La pasada semana, antes de comenzar el puente, los ladrones visitaron Cabida, y digo Cabida porque fueron pocas las casas en las que los cacos no entraron.
Forzaron puertas y ventanas de casi todas las casas de la entrada del pueblo, solo se libraron la casa de la Sra. Hilaria y algunas colindantes.
Es evidente que los ladrones conocían el pueblo y sabían que entre semana no habría nadie, … o casi nadie; ya que en la noche del robo Hilaria se encontraba en su casa. Hacía una noche muy fría y la buena mujer desde su casa no oyó nada. Casi mejor, ya que los que conocemos a Hilaría, sabemos que los hubiese corrido con el palo de la escoba, aun poniendo en riesgo su integridad.
Los «chorizos» se lo tomaron con calma, cenaron en una de las casas y cuando terminaron arramblaron con ropa, comida (conservas de tomate y de carne de caza) que algún vecino tenía en arcones, herramientas y todo lo que se puso a su alcance. Lo más curioso es que dejaron en la plaza dos carretillas (tapadas con una manta) llenas de herramientas, un TV de plasma, una recortadora, una radial y demás utensilios. Material que pudieron recuperar los vecinos. Se desconoce el motivo por el cual no se llevaron los objetos que tenían apartados en las dos carretillas. Se especula que tuvieron algún problema con el vehículo ya que se encontraron rastros de aceite procedente de un carter.
El robo ha sido denunciado y puesto en manos de la Guardia Civil, que pasó la noche en Cabida y ha tomado huellas para intentar detener a los ladrones.