Romances como éste eran recitados por los pastores trashumantes a su vuelta de Extremadura.
Autor anónimo ( Romancero pastoril )
Allá en Garganta la Olla, por las tierras de la Vera, se pasea la Serrana bien calada su montera; con la honda en la cintura y terciada su escopeta.Se ha encontrado a un pastorcillo que jugaba a la rayuela y le dice: -Pastorcillo, bien remachan tus ovejas. -Remachen o no remachen, -Pastorcito, pastorcito, -Sí, señora; sí, señora, Le ha cogido por la mano, No le lleva por caminos, Le lleva por unos montes -Pastorcito, pastorcito, En lo más alto del monte le mandó cerrar la puerta; y el pastor, como era diestro, la dejó un poco entreabierta. Agarrado por la mano le ha subido la escalera; le mandó luego hacer lumbre y al resplandor de la hoguera ha visto un montón de huesos y un montón de calaveras. -¿Cuyos son aquí estos huesos y estas tantas calaveras? |
-De hombres que yo he matado por esos montes y sierras, como contigo he de hacer cuando mi voluntad sea.Pastorcito, pastorcito, toma y toca esa vihuela. El pastor no se atrevía La serrana se durmió El pastor la vio dormida La serrana despertó -Pastorcito, pastorcito, -Mucho palo hay en el monte -Pastorcito, pastorcito, -Mucho paño hay en mi pueblo -Pastorcito, pastorcito, a por ellas no volviera. Con la honda, la serrana tiró al pastor una piedra, que si no es por una encina le derriba la cabeza. ¡ Anda, le dice, villano, que me dejas descubierta; que mi padre era pastor y mi madre fue una yegua; que mi padre comía pan y mi madre pacía hierba ! |