Historia

La historia de esta comarca serrana, siempre se ha caracterizado por el aislamiento que la naturaleza impone. Poblada ya desde época prerromana, ni la crisis del Siglo III que sufre el Imperio Romano ni las sucesivas oleadas de visigodos suponen una alteración significativa de la escasa población de estas tierras, más que en el control político de las mismas. Con la llegada de los musulmanes se inicia una incipiente repoblación con población bereber, de carácter pastoril, que se asienta en estas tierras estériles junto con la escasa población hispano-visigoda.

Durante siglos, ésta fue zona divisoria entre los reinos cristianos del norte y Al-Ándalus, sin que hubiera grandes movimientos demográficos. En esta época, pudieran existir ya rebaños de ganado que practicaran la trasterminancia, siendo la ganadería la principal actividad económica junto con una agricultura de subsistencia. De igual modo se inicia la intervención sobre la naturaleza, con la roturación de tierras, con rozas, corte de arbolado, etc., para aumentar la superficie de terreno agrícola y ganadero que pudiera satisfacer las necesidades del autoconsumo.

Los musulmanes dominaron todo el territorio hasta mediados del siglo X, aunque varias acometidas cristianas, como la de Alfonso el Católico en el año 753, habían intentado  la reconquista. Los primeros documentos escritos de los que tenemos constancia, datan del siglo IX, cuando  Buitrago cae en manos de los cristianos y éstos empiezan a repoblar la sierra de Ayllón. En el año 950, Fernán González, Conde de Castilla, toma la villa de Sepúlveda y para atraer pobladores que desafiaran la peligrosidad de este lugar de frontera, concedió a la Villa de Sepúlveda su Fuero. Fueron años duros, de guerra, porque Almanzor reconquistó Sepúlveda para los sarracenos en el 984. Pero poco después el nieto de Fernán González, Sancho I, reconquista definitivamente la Villa y confirma el fuero que había esbozado su abuelo.

En el Siglo XI, Alfonso VI consuma el periodo repoblador cristiano, formado fundamentalmente por castellanos, leoneses, gallegos y asturianos. Hasta el Siglo XIII continúa la repoblación de la zona, organizándose administrativamente y pasando a formar parte en 1278, de la Comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda. En este mismo año, El Cardoso y Colmenar recibieron la condición de Villa y territorio propio teniendo éste último en su haber los pueblos de La Hiruela, Peñalba de la Sierra, La Hiruelilla, Bocígano, Cabida, Corralejo y La Vihuela, pasando a ser, junto con El Vado, los municipios más orientales de la Comunidad y Tierra de Sepúlveda.

En 1368 ó 1373, según que fuentes, la reina doña Juana Manuel, esposa de Enrique II, tras obtener su apoyo en la guerra fraticida contra Pedro I; donó este territorio a Pedro González de Mendoza, mayordomo mayor del rey y ayo del príncipe don Juan. Quedando así en poder de la familia Mendoza, e incorporándose al  Señorío de Buitrago. En 1379 su hijo Diego Hurtado de Mendoza, almirante de Castilla, heredó el mayorazgo que instituyo su padre con las villas de Hita y Buitrago y sus extensos territorios que comprendían los lugares de El Cardoso, Colmenar y El Vado. 

El sucesor de Diego Hurtado fue su hijo Íñigo López de Mendoza, primer Marqués de Santillana. Este Señor de Hita y Buitagro, fue aumentando aun más sus territorios hasta convertirse de hecho en el dominador de gran parte de la actual provincia de Guadalajara, incluida la capital. El Señorío de El Cardoso, Colmenar y El Vado, lo hereda su séptimo hijo, Juan Hurtado de Mendoza. Desde entonces permanece como Señorío de la familia de los Mendoza, asociado desde el siglo XVII al Marquesado de Montes Claros, hasta el final del Antiguo Régimen y los Señoríos, que propiciaron las Desamortizaciones del Siglo XIX.

Dichas desamortizaciones produjeron graves desavenencias con los vecinos de El Cardoso, Colmenar y El Vado, al apropiarse de la propiedad comunal de varios montes y pastos de la zona el Marqués de Montesclaros, D. José Rafael de Silva Fernández de Híjar Portugal y Palafox, amparado por el Consejo de Castilla en 1825.

A pesar de que el Catastro del Marqués de la Ensenada en 1752 y diversos «amillaramientos» realizados a principios del siglo XIX indicaban que el titular del Señorío no poseía propiedades en el Concejo.

Los vecinos de El Cardoso, Colmenar y El Vado y los mayores contribuyentes de la zona, tuvieron que celebrar una avenencia con el Marqués en 1857 en presencia del Gobernador de Guadalajara, reconociéndole la propiedad sobre varias fincas y montes, tras varios mandatos de ejecución por parte del Consejo de Castilla. Aún así, y ante la venta de dichos montes y pastos que realizó el Marqués de Montesclaros a D. Segundo de Colmenares en 1862, los conflictos con los vecinos continuaron.

En 1833 La Hiruela , Peñalba y Bocígano dejaron de depender de Colmenar de la Sierra y tuvieron su propio ayuntamiento, las aldeas de Bustar y Pinarejo, actualmente desaparecidas, dependían de El Bocígano. En este mismo año, cuando se realiza la actual división provincial española; Colmenar, Bocígano, El Cardoso, Peñalba y las aldeas de estos ayuntamientos, pertenecen desde el primer momento a la provincia de Guadalajara y La Hiruela a la provincia de Madrid.

En 1891, algunos habitantes de Colmenar y 80 vecinos de El Cardoso, compran parte de la sierra a D. Domingo de Colmenares. Hoy en día, siguen siendo los descendientes de esas familias los propietarios de la sierra, aunque los vecinos de El Cardoso, mantienen un contencioso con el Ayuntamiento.

En la primera mitad de siglo XX, la comarca pierde muchos habitantes a causa de enfermedades y epidemias como la gripe española de 1916. En 1931 los vecinos pueden elegir por primera vez a su alcalde, Rafael González Martín. Durante la Guerra Civil española, la zona queda en territorio de la República pero en la misma línea de un frente que apenas registró algunas escaramuzas durante los tres años de conflicto. Algunos de los jóvenes intervinieron en la guerra, en el bando republicano en mayor número. La guerra dejó el país destrozado y a la economía de esta sierra también, ya que las tropas de la República, que tenían un cuartel en Santuy, se abastecieron del ganado y los víveres de los vecinos, pagándoles con dinero republicano. Cuando triunfó el bando Nacional, los vecinos se encontraron sin ganado, sin víveres y sin dinero, ya que el dinero republicano dejó de tener validez y no se lo cambiaron.

Después de la victoria de las tropas de Franco, siendo médico de los seis pueblos y alcalde de El Cardoso, Don Gabriel (1945); sus habitantes, son «contratados» para construir la carretera de Montejo a Colmenar, la plantación de pinos y la traída de agua. Bocígano, Cabida, Corralejo y Peñalba no tuvieron carretera asfaltada ni luz, ni teléfono, ni agua corriente hasta 1981.

En la década de los 60 del siglo pasado, con la industrialización de Madrid, muchos de sus habitantes optan por la emigración hacia la capital y las poblaciones de su cinturón industrial, produciéndose una enorme despoblación al igual que en todo el agro español.

Esa diáspora continuó produciéndose masivamente hasta los años ochenta y aún en la actualidad, la pérdida de población continúa, contrastando con los pueblos vecinos, que en la etapa de los 80-90, iniciaron un proceso de recuperación económica y demográfica. Hasta 1973, El Cardoso de la Sierra fue un municipio independiente, sin barrios ni pedanías, pero al reducirse drásticamente la población de la zona, se decide anexionarle: Peñalba de la Sierra, Bocígano y Colmenar de la Sierra con sus 3 barrios (Corralejo, Cabida y La Vihuela), constituyendo el actual municipio que tiene en él su sede.

Los 2 últimos alcaldes franquistas fueron Santiago Arribas (1965-1973) y Eugenio Heras (1973-1977). Con la llegada de la democracia, El Cardoso pudo otra vez votar a su alcalde. El primer alcalde elegido democráticamente después de la dictadura franquista fue Eugenio Heras (1977-1979) presentándose como independiente, siguiéndole Victoriano Sanz (1979-1989) por el PP (Partido Popular) y actualmente y desde 1989 es Rafael Heras perteneciente al PSOE. Los otros pueblos tienen alcaldes pedáneos para la defensa de sus intereses.