1º En el pueblo de El Cardoso un grupo de hombres genial con sacrificio construyeron este Centro Cultural. Querido Centro Social tu historia voy a escribir, para que todo el mundo sepa cómo te pudimos construir. Siendo alcalde Eugenio Heras el solar se le pidió, pero el resto de vecinos en Junta nos lo negó. Pero con acuse de recibo le volvimos a pedir por escrito legalmente y entonces dijeron sí. Aunque con muchas reservas y siempre de mala gana, levantando mil mentiras y poniendo mala cara. Pero el día que el alcalde el solar nos concedió, nos juntamos unos socios y la obra se empezó. Unos abrían cimientos, otros niveles sacaban, otros con cuñas y mazas grandes peñas arrancaban. Hombres con setenta años y niños de corta edad retiraban los escombros con amor y voluntad, dando ánimo a los hombres que los tenían que arrancar. Todos como las hormigas que unas vienen y otras van. Cuando comenzó la obra se empezó con tanto amor que se hizo en pocos días una enorme labor. Cada uno traía su herramienta su ánimo y su ilusión, soñando en verte un día lo que realmente eres hoy. Gracias a Jesús de la Fuente que nos dejó el compresor, con todas sus herramientas incluido hasta el gas-oil; para hacerte los desagües cosa de gran valor; | 2º y cuando fuimos a pagarle con muchas gracias nos cobró quedando con esta Sociedad como un excelente “Señor”. Se pensó construirte con la piedra del terreno pero los vecinos nos prohibieron tirar ni un solo barreno, ¡ pensaban se iba a caer nuestro querido pueblo! pero así estás tan bonito con la blanca del Berrueco. Pues para tí nunca faltó ni la decisión ni el dinero, ni la buena voluntad de los socios de tu pueblo. De los que viven aquí ninguno socio se hicieron, no siendo el señor Alcalde que es un buen socio, aunque viejo pensando hacer muchas cosas en beneficio del pueblo. El resto nos trataron de locos sin ver que ellos eran necios; claro, que para lo que ellos piensan no hace falta tal Centro. Durante el invierno del ochenta no pudimos hacer nada, porque la mayor parte de socios somos socios de la caza. Pero cuando llegó Marzo que la caza se acabó, volvimos a nuestro tajo que el año antes se dejó. Con mucha ilusión de hacer pero no teníamos dos reales, aunque hicimos un esfuerzo para comprar materiales. Juntos en asamblea a un acuerdo se llegó de pagar cinco mil pesetas que cada socio pagó. Con ese esfuerzo en dinero cinco mil bloques se trajeron y del Berrueco la piedra que llevas en los cimientos y tus socios sin cobrar trabajando duro y contentos, |
3º los sábados y domingos sin descansar un momento, conseguimos ese verano enrasarte los cimientos y ponerte las pilastras con armazones de hierro. Que unos socios excelentes adelantaron el dinero, que un día lo cobrarán sin ningún interés, por cierto. Llenos de satisfacciones al verte hoy tan apuesto, lleno de socios y libros unos nuevos y otros viejos. Con las emociones y alegrías olvidan los sufrimientos, que cada día ponían para construir su Centro. En el año 1981 al entrar la primavera volvieron los voluntarios a seguir con su tarea. Estos hombres incansables que a mí siempre me siguieron sin mirar que otros muchos a trabajar nunca vinieron. Aunque no cobraban nada nunca desfallecieron, ya que todo lo que hacían era en bien de su pueblo; al que nunca pagaremos lo mucho que le debemos. Cuando empezaron las paredes hicieron el replanteo, con vista y seguridad sin encargados ni ingenieros, ya que los que lo hacían eran hombres expertos y todos se respetaban como buenos compañeros. Cada uno se ponía donde defendía ,mejor su puesto. Unos colocaban los bloques, otros hacían el cemento, otros alcanzaban los materiales con armonía y contentos; viendo crecer las paredes de su maravilloso Centro. Aquí nunca hubo discordias, ni broncas ni enfrentamientos, ni despidos para nadie | 4º por su bajo rendimiento; a todos se les pagaba igual como Cristo hacía en su templo. Aquí no se obligó a nadie a venir a trabajar, ya que esto había que hacerlo con amor y voluntad; ya que la “Empresa” era pobre y nadie podía pagar. El verano del ochenta y uno fue un verano extraordinario se hicieron las paredes y se terminó el tejado. Cuando se te puso el tejado y se puso la bandera, se bendijo la nave y una excelente merienda, que la íbamos a pagar a escote porque no había una perra. Pero qué cosas tan maravillosas han pasado en esta Sociedad, que ese día por suerte en vez de pagar fue cobrar. Se les dieron una medalla a los que habían hecho la obra, y entonces el carnicero nos regaló las tres machorras. Otro socio las bebidias, platos y más utensilios; otro socio regaló los frutos que nos comimos; esto es todo lo que pasa cuando la Sociedad es de Amigos sin miserables en medio, criticones ni encogidos. Después unos niños inocentes echaron unos guantes en las mesas y recogieron sin esfuerzo diecinueve mil pesetas. Así se ha hecho esta obra quiero que todos lo sepan y los que piensen lo contrario es mejor que no vengan. Que sigan encogidos en sus casas sin gastar una peseta, para Centros Culturales, libros y bibliotecas. Luego nuestras mujeres se metieron en combate, sableando a los hombres para hacernos chocolate |
5º Cada uno dio lo que pudo al ver aquella armonía y el Centro se convirtió en una chocolatería. Todos con buen humor como una buena familia. Hicieron unos churros excelentes y bizcochos que compraron, hartando a los asistentes con el dinero que sacaron. Aquello se terminó con buen humor y alegría, con una jota serrana bailando de coronilla. Siempre saldrán las cosas bien en esta Sociedad de Amigos, si no nos dejamos meter a los intrusos indebidos. Las excelentes mujeres con una gran voluntad: los cuartos que les sobraron fueron a la Sociedad. Conservaros en este camino unidos como una piña; sin rencores, ni egoísmos, sin malicias, ni envidias. ¡ Defendamos todos esta casa como una fuerte familia ! En el año ochenta y dos se hizo otro gran esfuerzo por parte de los socios insaciables para hacer lo de por dentro. Semana tras semana sin descansar un momento, pensando de día y de noche en la terminación del Centro. En este mismo año el día de Santiago, por cierto; ante las Autoridades Provinciales te dimos el nombramiento, como Centro Cultural te bendijo el Párroco del pueblo. Se hizo una gran limonada, pinchos de chorizo, queso y jamón para todos los que asistieron a tu histórica inauguración. Hubo un gran respeto con buen humor y alegría, todos bebiendo y comiendo como una buena familia. Echaron grandes discursos el Presidente y las Autoridades, con alguna chirigota | 6º que eran realidades, dichas por hijos de tu pueblo que no ocultan las verdades, aunque estaban entre nosotros las Autoridades Provinciales. Todos bebimos del mismo vino, el mismo aperitivo comimos, todos envueltos charlando como los buenos amigos; que así se hacen las cosas cuando hay amor y cariño. De esta manera lo hace todo esta Sociedad de Amigos. Creo que tendréis en cuenta el tesón que hemos tenido, para construir esta casa donde hoy estamos metidos. Quiero que agradezcáis a estos hombres sus esfuerzos, ya que esto no hubiera sido nada de no haber sido por ellos. Hay socios que donaron su dinero, otros sus esfuerzos; todos de buena voluntad sin egoísmo por cierto; aun siendo grandes sacrificios también son grandes recuerdos. A los cuales les debemos nuestra simpatía y respeto por su constancia en la obra sin cobrar un solo céntimo, ya que no ha sido un año solo sino tres años completos. Pido para estos hombres un cuadro de honor completo, para que quede su memoria para siempre en este Centro. Quiero que me perdonéis porque os hable tan claro; no soy andaluz ni gallego, soy un claro castellano nacido en esta sierra y en este pueblo serrano. Querido Centro Cultural ¡ cuánto siento perderte ! Debido a las circunstancias no puedo venir a verte. Como hijo del Cardoso Y del Centro buen amigo, Bonifacio tengo por nombre y Arribas por apellido. Mis afectos para mis socios Fdo.: Bonifacio Arribas Rodríguez |
Cómo se hizo este Centro – (Autor: Bonifacio Arribas)
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